Situación Actual en Perú (2025): Un Análisis Multidimensional
- Alfredo Arn
- hace 2 días
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Perú enfrenta en 2025 una realidad compleja, marcada por avances económicos contrastantes con crisis políticas, sociales y ambientales. Aunque el país mantiene un crecimiento económico del 3.1% —impulsado por sectores como minería y agroexportación—, persisten desafíos estructurales como la pobreza multidimensional (29.8%), la inseguridad ciudadana y la degradación institucional. Este artículo analiza ocho dimensiones clave que definen el panorama actual.
La economía peruana se destaca en la región con un PBI en expansión, respaldado por precios altos de metales y un boom agroexportador. Sin embargo, el crecimiento no se traduce en bienestar generalizado: el 27.6% de la población vive en pobreza monetaria, y la brecha entre ricos y pobres sigue ampliándose, especialmente en zonas rurales y entre comunidades indígenas. Además, la inversión pública muestra deficiencias, con solo un 82.5% de ejecución presupuestal en 2024, dejando obras críticas sin completar.
El Congreso peruano ha aprobado leyes que erosionan la independencia judicial, como reformas que limitan investigaciones contra la corrupción y el crimen organizado. La presidenta Dina Boluarte, bajo investigación por recibir donaciones ilícitas, no ha frenado estos ataques a las instituciones. Además, 67 de los 130 congresistas enfrentan procesos penales, reflejando una crisis de legitimidad. La Junta Nacional de Justicia (JNJ), clave para la separación de poderes, ha sido blanco de intentos de disolución por parte del Legislativo.
La inseguridad es una preocupación mayor; los homicidios superaron los registros de 2023, y las denuncias por extorsión se quintuplicaron entre 2021 y 2024. El narcotráfico sigue operando con impunidad, especialmente en el VRAEM, donde se concentra el 38% de los cultivos de coca. Aunque las incautaciones de drogas aumentaron (30 toneladas en 2025), las redes criminales diversifican sus actividades hacia minería ilegal y tráfico de tierras.
Mientras la pobreza monetaria mide ingresos, la pobreza multidimensional (29.8%) revela carencias en servicios básicos; el 74% de peruanos no tiene agua gestionada de manera segura, y el 88% de estudiantes de secundaria no alcanza niveles satisfactorios en matemáticas. Aunque el Seguro Integral de Salud (SIS) cubre al 90.8% de la población, más de 7.5 millones evitan atenderse en centros públicos por desconfianza en su calidad.
La deforestación avanza a un ritmo alarmante; en 2023 se perdieron 150,000 hectáreas de bosque primario, impulsado por minería ilegal, narcotráfico y tala indiscriminada. Comunidades indígenas, como los Kakataibo, enfrentan violencia por defender sus territorios: 23 líderes ambientales fueron asesinados en cinco años, muchos vinculados a conflictos con narcotraficantes.
Perú no ha avanzado en justicia para víctimas de violaciones de derechos humanos. Un polémico proyecto de ley busca aplicar prescripción a crímenes de lesa humanidad cometidos antes de 2003, lo que afectaría 600 casos, incluidos los del conflicto armado interno. Tampoco hay condenas por las 49 muertes durante las protestas de 2022-2023, donde fuerzas estatales usaron fuerza excesiva.
Las brechas regionales son abismales. En Madre de Dios, la pobreza multidimensional (32.4%) triplica la monetaria (11.1%), evidenciando la falta de servicios básicos. Lima, en cambio, tiene mejor acceso a infraestructura, pero sufre precariedad laboral: el 56% de empleos son informales.
El Banco Mundial proyecta un crecimiento del 2.9% en 2025, pero advierte que Perú solo alcanzará el estatus de país de altos ingresos en 64 años si no implementa reformas audaces en productividad, institucionalidad y reducción de desigualdades. Urgen políticas que combatan la corrupción, mejoren la calidad de servicios públicos y protejan a defensores ambientales. El país tiene potencial, pero requiere un cambio estructural para convertir su crecimiento económico en desarrollo inclusivo.
En resumen, Perú es un país de contrastes, con una economía pujante coexisten instituciones frágiles y profundas desigualdades. Sin acciones concretas, el progreso seguirá siendo esquivo para millones de peruanos.
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