La situación geopolítica del Perú en el contexto latinoamericano y global: desafíos actuales y prospectivas hacia 2035
- Alfredo Arn
- 20 oct
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El Perú ocupa una posición geoestratégica singular en la costa sudamericana del Pacífico, articulando la cuenca amazónica con los principales corredores marítimos del Indo-Pacífico. Tras dos décadas de crecimiento económico impulsado por el superciclo de commodities, el país enfrenta un entorno regional signado por la erosión de la gobernanza democrática, la reconfiguración de las cadenas de valor globales y la intensificación de la rivalidad chino-estadounidense. Este artículo examina, con base en fuentes secundarias y análisis prospectivos del CEPLAN (2024), los vectores que condicionan la inserción internacional del Perú y esboza escenarios de su proyección geopolítica hasta 2035.
La plataforma continental peruana alberga el 8 % de la biodiversidad mundial y las reservas más importantes de cobre, plata y zinc del planeta. Su litoral, dominado por la corriente de Humboldt, sostiene la principal pesquería de anchoveta a escala global, mientras que la Amazonía peruana constituye la segunda extensión de bosque tropical después de Brasil. Esta dotación convierte al país en un actor relevante en las negociaciones sobre cambio climático, seguridad alimentaria y transición energética, posicionándolo como objetivo prioritario para potencias que buscan consolidar cadenas de suministro resilientes.
Desde 2011, China es el primer destino de las exportaciones peruanas (30 % del total) y el origen del 50 % de la inversión extranjera directa en minería. La concesión del puerto de Chancay a la estatal COSCO por 99 años, la venta de activos eléctricos a State Grid y la financiación de obras viales mediante créditos sindicados otorgados por el Eximbank chino han generado una asimetría que Washington interpreta como un desplazamiento de su esfera de influencia tradicional. Aunque Lima ha replicado el discurso de “no alineamiento activo”, la materialización de la Iniciativa de la Franja y la Ruta convierte al Perú en un nodo logístico clave para el comercio sino-latinoamericano.
El colapso de la coalición parlamentaria que sustentó al presidente Castillo (2021-2022) y la sucesión de Dina Boluarte detonaron la protesta social más intensa del siglo XXI, con 67 muertos y la declaración de Estados de Emergencia en doce regiones. El Índice de Percepción de la Corrupción de Transparencia Internacional (2023) ubica al Perú en puesto 101 de 180, mientras que el Latinobarómetro registra un 8 % de confianza en el Congreso. Esta fragilidad institucional erosiona la capacidad de negociación externa, limita la continuidad de políticas de Estado y eleva la prima de riesgo país, afectando la llegada de inversiones no extractivas.
El vacío de autoridad en la Amazonía y la frontera norte ha permitido la instalación de 95 laboratorios de cocaína detectados en 2024, la presencia de disidencias de las FARC y la expansión del Tren de Aragua, banda venezolana que opera en trata de personas, extorsión y tráfico de oro ilegal. El 38 % del territorio nacional se encuentra bajo influencia de actores armados no estatales, según el Instituto de Estudios Peruanos. Esta dinámica convierte al Perú en un corredor de drogas hacia Europa a través del puerto de Callao y en exportador de oro ilícito que financia redes globales de lavado de activos.
Utilizando la metodología de análisis de consistencia (MICMAC) aplicada por el CEPLAN, se identifican tres trayectorias: (a) Escenario de Hub Logístico Sostenible, donde la estabilización política post-2026, la diversificación exportadora hacia litio y hidrógeno verde, y la articulación de corredores bioceánicos permiten al Perú integrarse a cadenas de valor indopacíficas; (b) Escenario de Dependencia Asimétrica, caracterizado por la continuidad de la inestabilidad, la profundización de la deuda china y la conversión del país en mero proveedor de materias primas; (c) Escenario de Colapso Fragmentario, donde la incapacidad para controlar el crimen organizado y la crisis climática en la Amazonía desembocan en sanciones internacionales por deforestación y en una pérdida de soberanía efectiva en fronteras.
Para evitar la trampa de la especialización primaria-exportadora y fortalecer la autonomía estratégica, se propone: (i) la creación de un Fondo Soberano de Transformación Productiva alimentado por regalías mineras, con reglas fiscales contracíclicas; (ii) la negociación de cláusulas ambientales y laborales en los TLC con Corea y la India, priorizando la transferencia de tecnologías de captura de carbono; (iii) la reactivación de la Alianza del Pacífico como plataforma de coordinación de políticas marítimas y gestión portuaria, limitando la concentración de activos críticos en manos de empresas estatales extranjeras; (iv) la suscripción de acuerdos trilaterales de seguridad con Ecuador y Colombia que incluyan inteligencia financiera y patrullaje aéreo compartido para interdicción de narcotráfico.
La proyección geopolítica del Perú hacia 2035 dependerá de su capacidad para convertir la abundancia natural en capital humano y tecnológico, sin reproducir las asimetrías estructurales que hoy lo vinculan a ciclos de boom y colapso. La confluencia de la transición energética global, la competencia chino-estadounidense y la crisis climática ofrece una ventana de oportunidad para articular una agenda de desarrollo verde y conectividad bioceánica; sin embargo, ello requiere consolidar instituciones democráticas resilientes, desplegar una política exterior basada en intereses de largo plazo y garantizar la seguridad ciudadana como condición previa a cualquier inserción internacional sostenible. De no lograrse este salto cualitativo, el Perú corre el riesgo de perpetuarse como periferia rentista, expuesta a la volatilidad de precios y a la captura de rentas por actores transnacionales.
MICMAC: Técnica de prospectiva aplicada por el CEPLAN, cuyas siglas significan Matriz de Impactos Cruzados – Multiplicación Aplicada a una Clasificación







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