Enfrentamiento China-EE.UU.: situación actual y posibles escenarios futuros
- Alfredo Arn
- hace 4 días
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A lo largo de 2025, la rivalidad entre China y Estados Unidos ha escalado hasta niveles de confrontación sistémica. Después de que Donald Trump retornara a la Casa Blanca, reimpuso aranceles del 145 % sobre productos chinos, y Pekín respondió con represalias del 125 % sobre importaciones estadounidenses, especialmente agrícolas. Paralelamente, Washington estudia prohibir la exportación de cualquier software crítico hacia China, desde laptops hasta motores a reacción, lo que podría paralizar cadenas globales de suministro. China, por su parte, ha restringido las exportaciones de tierras raras y grafito, materiales esenciales para chips, baterías y defensa.
Militarización de la inteligencia artificial y carrera armamentista, el conflicto ya no es solo económico. En 2025, el Pentágono ha creado una inteligencia artificial dedicada al diseño de planes de guerra en Asia, mientras China ha encargado un millón de drones kamikazes y ensaya maniobras navales masivas alrededor de Taiwán y Australia. Ambas potencias están desarrollando armas autónomas dirigidas por IA, lo que introduce un grado de automatización y riesgo estratégico sin precedentes.
Interdependencia y vulnerabilidad mutua, a pesar de la confrontación, ambas economías siguen profundamente entrelazadas. China es el mayor proveedor de tierras raras y componentes electrónicos; EE.UU. sigue siendo el principal mercado de exportación para muchos productos chinos y controla el acceso a tecnología clave (como el software de diseño de chips). Esta “interdependencia de riesgo” implica que cada medida agresiva tiene un costo inmediato para el agresor, lo que ha frenado —por ahora— una ruptura total.
Posibles escenarios del enfrentamiento:
Escenario 1: Confrontación abierta económica y tecnológica (probabilidad: media-alta)
Este es el camino actual. Incluye sanciones totales a empresas tecnológicas, bloqueos de materias primas, ciberataques y nacionalización de industrias clave. Las consecuencias serían alta inflación global, ruptura de cadenas de suministro, y una carrera por la autonomía tecnológica que dividiría al mundo en bloques incompatibles.
Escenario 2: Reconciliación comercial condicionada (probabilidad: media-baja)
Presionados por el colapso de sectores clave y el malestar social, ambos países podrían firmar un acuerdo de tregua. Se reducirían aranceles en sectores no estratégicos, se restablecerían mecanismos de arbitraje y se reactivarían intercambios educativos y científicos. Sin embargo, la desconfianza estructural y la competencia por la hegemonía tecnológica hacen que este escenario sea frágil y reversible.
Escenario 3: Fragmentación global duradera (probabilidad: media)
El mundo se divide en dos órbitas; un bloque occidental liderado por EE.UU. y otro oriental encabezado por China, con Rusia, Irán y parte del Sur Global. Se duplican los estándares tecnológicos, los sistemas financieros, e incluso Internet se escinde en un “splinternet”(1). Los países neutrales (India, Brasil, ASEAN) son forzados a alinearse, y surgen conflictos proxy en África, Asia Central y el Sudeste Asiático.
Escenario 4: Guerra fría con escaramuzas militares (probabilidad: baja, pero creciente)
Aunque una guerra directa sigue siendo improbable, el riesgo de incidentes militares —como un enfrentamiento naval en el Estrecho de Taiwán o un ataque cibernético a infraestructura crítica— es creciente. La doctrina de “disuasión económica” podría sustituir a la disuasión nuclear como eje de la estrategia de ambas potencias.
El rol del resto del mundo; entre la presión y la oportunidad, Europa, Japón y Corea del Sur buscan una “autonomía estratégica” que les permita comerciar con ambos bloques sin ser arrastrados al conflicto. India y Brasil ven una oportunidad para liderar un “tercer espacio” tecnológico y económico. Sin embargo, la presión para alinearse será creciente, especialmente si se consolida la fragmentación de los sistemas financieros y tecnológicos.
Punto de quiebre, analistas coinciden en que 2026 podría ser un año decisivo; China habrá alcanzado la autonomía en chips de 7 nm, EE.UU. habrá terminado su red de submarinos y drones en el Indo-Pacífico, y ambos países celebrarán ciclos electorales o congresos del Partido que podrían radicalizar aún más sus posiciones. Si no se logran acuerdos de confianza mutua antes de entonces, el punto de no retorno podría superarse.
El futuro no está escrito, pero la dirección es clara, el enfrentamiento China-EE.UU. ya no es una guerra comercial; es una redefinición del orden global. El escenario más probable es una confrontación tecnológica y económica prolongada, con episodios de distensión diplomática pero sin reversión estructural. La pregunta no es si habrá un nuevo orden, sino cuánto costará la transición —y quién pagará el precio.
(1) Splinternet es un término que describe la fragmentación progresiva de Internet en múltiples redes aisladas o semi-aisladas.







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