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La carrera por el hub digital transpacífico: Competencia estratégica entre Chile y Perú

  • Foto del escritor: Alfredo Arn
    Alfredo Arn
  • 20 nov
  • 3 Min. de lectura
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El proyecto Chile-China Express representa una iniciativa ambiciosa para establecer la primera conexión directa de fibra óptica entre Valparaíso y Hong Kong, con capacidad de 16 Tbps, desarrollado por Inchcape Shipping Services junto a China Mobile International y HMN Technologies. A diferencia del proyecto Humboldt (Valparaíso-Sídney) que opera bajo estándares de transparencia occidentales, el cable chileno avanza sin licitación pública ni cronogramas oficiales, generando preocupaciones sobre soberanía digital.

Perú responde con el megapuerto de Chancay, una infraestructura respaldada con 3,600 millones de dólares de inversión china y operada por COSCO Shipping Ports, diseñada para manejar Ultra Large Container Vessels (ULCVs) que los puertos chilenos no pueden recibir aún. La ventaja competitiva de Chancay se materializa en la reducción de tiempos de tránsito a China de 35 a 23 días y una disminución de costos del 30%, amenazando la posición de Chile como nodo logístico regional.

La competencia trasciende el ámbito portuario hacia la geopolítica de infraestructura crítica. Mientras Chile rechazó en 2020 una propuesta de Huawei para cable directo a Shanghai por preocupaciones de seguridad, optando por una ruta respaldada por Japón, el resurgimiento del Chile-China Express con participación directa de firmas chinas indica una realineación estratégica que prioriza conectividad sobre seguridad digital. Esta inconsistencia refleja el dilema regional sobre la influencia tecnológica china.

El servicio "Chancay Express" fortalece la posición peruana al conectar bimensualmente el puerto con terminales chilenas de Lirquén y San Antonio desde marzo de 2025, utilizando una embarcación de 2,586 TEU. Esta ruta elimina conexiones directas transoceánicas desde Asia a puertos chilenos, desviando flujos hacia Perú. La decisión de OOCL de cancelar rutas directas a Lirquén, que manejó 8,000 millones de dólares en embarques, evidencia el declive competitivo chileno.

Los desafíos para Perú son múltiples y contradictorios. Aunque Chancay potencia su rol como hub regional, la dependencia tecnológica y operativa de COSCO Shipping genera vulnerabilidades de soberanía. La legislación china que obliga a empresas a cooperar con inteligencia estatal se extiende a operaciones extraterritoriales, comprometiendo datos de exportadores peruanos y transbordos de terceros países que usen la infraestructura.

Adicionalmente, la asimetría de poder en la relación con Beijing plantea riesgos de colonización digital. Mientras China controla tanto la infraestructura física (puerto) como los sistemas de gestión logística, Perú enfrenta limitada capacidad de auditoría sobre flujos de información y potencial acceso a datos comerciales sensibles, generando dependencia estructural que erosiona autonomía de política exterior.

La competencia andina se hace compleja con la presencia de Huawei en redes 5G de ambos países. Perú ha permitido infraestructura china en telecomunicaciones sin restricciones similares a Ecuador, que accedió al "Clean Network" estadounidense. Esta posición neutral expone a Perú a presiones diplomáticas mientras China busca consolidar presencia tecnológica integral, desde puertos hasta nubes de datos.

Finalmente, el impacto en empleo y desarrollo local genera tensiones internas. Asociaciones empresariales chilenas advierten sobre pérdida de puestos de trabajo logístico, pero el lado peruano enfrenta la paradoja de generar empleo en infraestructura china con limitada transferencia tecnológica. La ausencia de contrapartes peruanas en la operación de Chancay y la falta de políticas públicas claras para capitalizar el hub digital complican la prospectiva de desarrollo endógeno (1).

En este contexto, Perú emerge como ganador táctico en la carrera por el hub transpacífico, pero enfrenta desafíos estratégicos de soberanía digital, asimetría de poder y vulnerabilidades de seguridad. Mientras Chancay consolida ventajas logísticas, la dependencia de capitales y tecnología china genera riesgos de periferia tecnológica subsidiaria, exigiendo a Lima desarrollar capacidades regulatorias y alianzas complementarias para evitar convertirse en mero territorio de pasivo digital en la competencia geopolítica entre potencias.




(1) Desarrollo endógeno es un proceso de crecimiento económico, social o tecnológico que surge y se sustenta principalmente a partir de las capacidades, recursos y dinámicas internas de un país, región o comunidad, en lugar de depender fundamentalmente de factores externos como inversión extranjera, tecnología importada o decisiones tomadas fuera de sus fronteras.

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