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IoT y Geopolítica: Tecnología en el Tablero Global

  • Foto del escritor: Alfredo Arn
    Alfredo Arn
  • 20 jun
  • 2 Min. de lectura
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El Internet de las Cosas (IoT) ha trascendido su rol tecnológico para convertirse en un factor clave en la geopolítica del siglo XXI. Con más de 40.000 millones de dispositivos conectados previstos para 2030, esta red global de sensores y datos no solo optimiza industrias, sino que también redefine la influencia entre naciones. Desde el control de infraestructuras críticas hasta la vigilancia masiva, el IoT es un activo estratégico que países como EE.UU., China y la UE buscan dominar.


China y EE.UU. lideran la batalla por la hegemonía del IoT, con enfoques distintos: mientras China impulsa su estándar NB-IoT (respaldado por Huawei y el gobierno), EE.UU. prioriza alianzas con empresas como Cisco y Qualcomm, además de sancionar tecnologías chinas por "riesgos de seguridad". La UE, por su parte, apuesta por regulaciones como el RGPD y el Chips Act para reducir dependencias externas. Esta competencia fragmenta el mercado y genera "bloques tecnológicos" rivales.


El IoT amplía la superficie de ciberataques: desde hackeos a centrales eléctricas hasta espionaje mediante dispositivos domésticos. Ejemplos como el ataque a la red eléctrica de Ucrania en 2015 (con malware en sistemas IoT) evidencian su potencial destructivo. Países como Rusia e Irán han usado botnets de dispositivos IoT para desestabilizar infraestructuras enemigas, mientras que la OTAN integra el IoT en su estrategia de defensa.


El 90% de los chips IoT se fabrican en Asia (TSMC en Taiwán, Samsung en Corea). La escasez postpandemia y tensiones como el bloqueo a China por parte de EE.UU. han expuesto vulnerabilidades. Europa responde con inversiones de €43.000 millones en fábricas de chips, pero la autosuficiencia aún está lejos. Quien controle la producción de semiconductores dominará el IoT —y con ello, industrias clave—.


En guerras modernas como la de Ucrania, el IoT es vital, drones con sensores monitorean movimientos del enemigo, mientras redes de satélites Starlink proveen conectividad. Israel usa IoT para gestionar defensas antimisiles, y China lo aplica en vigilancia en el Mar de China Meridional. Estos casos muestran cómo la tecnología redefine la ocupación de territorios sin necesidad de tropas.


Las potencias exportadoras de IoT (como China con sus "ciudades inteligentes" en África) imponen estándares que les permiten acceder a datos locales. Esto genera preocupaciones sobre neocolonialismo digital, países en desarrollo ceden soberanía a cambio de infraestructura. La UE y India promueven alternativas como Gaia-X y INDIA-IoT para evitar monopolios extranjeros.


Organizaciones como la ONU y el G20 discuten marcos éticos para el IoT, pero los avances son lentos. Mientras, alianzas como el Quad (EE.UU., India, Japón, Australia) busquen contrarrestar la influencia china en redes 5G e IoT. Latinoamérica, aunque rezagada, ve oportunidades, Brasil y Argentina impulsan proyectos con IBM y AWS, pero enfrentan brechas de infraestructura.


El IoT no es neutral, refleja y amplifica las rivalidades geopolíticas. Para evitar escenarios distópicos, se necesitan cooperación internacional, estándares abiertos y regulaciones que equilibren innovación con derechos humanos. Como advierte el Foro Económico Mundial: "Quien controle el IoT controlará los flujos de información, y con ellos, el poder del futuro"

2 comentarios


Lebprios
30 jun

SmartMakers wurde 2016 gegründet und zählt heute zu den führenden Anbietern von IoT-Lösungen, die Unternehmen jeder Größe dabei helfen, ihre Geschäftsprozesse sofort messbar zu verbessern. Doch IoT ist längst nicht nur eine technologische Innovation – es spielt auch eine immer größere Rolle in der Geopolitik. Die Vernetzung von Geräten und die Kontrolle über Daten sind zu einem wichtigen Faktor im globalen Machtspiel geworden. SmartMakers IoT für fortschrittliche prädiktive Analytik steht damit nicht nur für Effizienz und Digitalisierung, sondern ist auch Teil eines weltweiten Wandels, bei dem Technologie zunehmend strategische Bedeutung gewinnt.

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Alfredo Arn
Alfredo Arn
21 jul
Contestando a

Technologie ist nicht mehr nur ein Geschäftsmotor, sondern ein strategisches Kapital im Kampf um globalen Einfluss. Unternehmen wie SmartMakers konzentrieren sich zwar auf praktische Lösungen, sind aber indirekt in diese Dynamik involviert. Dies wirft Fragen nach technologischer Souveränität, Datensicherheit und der Abhängigkeit von privaten Akteuren in geopolitisch bedeutsamen Angelegenheiten auf. Inwieweit sollten IoT-Unternehmen ihre Auswirkungen in diesem Szenario berücksichtigen? Und wie können Staaten regulieren, ohne Innovationen zu behindern?

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