El Mercado IoT en 2025: Soluciones Innovadoras y Desafíos Pendientes
- Alfredo Arn
- 19 jun
- 2 Min. de lectura

El Internet de las Cosas (IoT) ha dejado de ser una promesa futurista para convertirse en una realidad que transforma industrias, ciudades y hogares. En 2025, se proyecta que habrá entre 21,000 y 40,000 millones de dispositivos IoT conectados globalmente, generando un mercado valorado en $1.17 billones y con un crecimiento anual del 17%. Desde termostatos inteligentes hasta fábricas automatizadas, el IoT está redefiniendo cómo interactuamos con la tecnología.
Las soluciones IoT destacan por su capacidad para optimizar recursos y reducir costos. En el ámbito industrial, el mantenimiento predictivo (como los sensores en fábricas de BMW que detectan fallas 8 horas antes) evita paradas no planificadas. En ciudades inteligentes, los sensores de tráfico en Barcelona redirigen vehículos durante emergencias, mientras que los contenedores de basura inteligentes optimizan rutas de recolección, reduciendo emisiones de CO₂. En el sector salud, wearables monitorizan pacientes crónicos en tiempo real, mejorando la atención médica5.
La convergencia con Inteligencia Artificial (IA) permite que los dispositivos IoT no solo recopilen datos, sino que tomen decisiones autónomas, como ajustar dosis de insulina en pacientes diabéticos. El 5G, con su baja latencia y alta velocidad, facilita aplicaciones críticas como vehículos autónomos. Por su parte, el Edge Computing procesa datos localmente, reduciendo la dependencia de la nube y mejorando la respuesta en tiempo real.
La expansión del IoT también atrae ciberamenazas. Dispositivos mal protegidos pueden ser hackeados por ataques DDoS o robo de datos personales. En 2025, regulaciones como las normas EN 18031 en la UE y el etiquetado de ciberseguridad en EE.UU. buscan mitigar estos riesgos, pero la actualización constante de firmware y el uso de blockchain son claves.
La falta de estándares universales dificulta la comunicación entre dispositivos de diferentes fabricantes. McKinsey estima que resolver este problema podría liberar hasta 40% del valor potencial del IoT. Protocolos como Matter para hogares inteligentes y alianzas entre empresas están avanzando, pero la fragmentación sigue siendo un obstáculo.
Aunque los precios de los dispositivos IoT han bajado, la implementación masiva aún requiere inversiones significativas en infraestructura (como redes 5G o LPWAN). Países en desarrollo enfrentan desafíos adicionales por la desigualdad en acceso a conectividad. En Brasil, por ejemplo, la falta de inversión en telecomunicaciones frena el potencial del IoT.
El IoT contribuye a la eficiencia energética (ej. redes eléctricas inteligentes), pero también genera desechos electrónicos. La OMS alerta que los e-waste son uno de los residuos de más rápido crecimiento. Soluciones como chips IoT de bajo consumo (ej. los de Wiliot, que funcionan sin baterías) son prometedoras.
El IoT está aquí para quedarse, ofreciendo herramientas poderosas para mejorar la productividad, la salud y el medioambiente. Sin embargo, su éxito depende de abordar desafíos técnicos, regulatorios y éticos. Para los consumidores, empresas y gobiernos, la clave está en adoptar soluciones escalables, priorizar la seguridad y fomentar la colaboración global. Como señala Francisco Maroto de OIES Consulting: "2025 es el año en que el IoT debe pasar de experimental a existencial"







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