top of page

Aprender, compartir, conectar: La ruta del Código Abierto para una educación equitativa en Perú

  • Foto del escritor: Alfredo Arn
    Alfredo Arn
  • 30 ago
  • 4 Min. de lectura
ree

En las últimas dos décadas, Perú ha enfrentado el desafío de cerrar la brecha digital que separa a miles de escuelas rurales y urbano-marginales del acceso a contenidos educativos de calidad. Frente a los altos costos de licencias propietarias y la rigidez de modelos cerrados, el país ha comenzado a mirar hacia las soluciones de código abierto como una vía sostenible y democrática de conectar aulas, docentes y estudiantes. Esta transición no solo busca ahorro presupuestal, sino también fomentar una cultura de cooperación tecnológica adaptada a la realidad local.

El punto de partida lo constituye la infraestructura de red. Muchas instituciones educativas peruanas carecen de conectividad fija confiable; por ello, colectivos como la Red Científica Peruana (RCP) han desplegado kits de radiofrecuencia basados en software libre —OpenWrt y LibreMesh— que transforman routers domésticos en nodos de una red comunitaria. Estos nodos, alimentados con energía solar y gestionados a través de paneles web abiertos, permiten crear intranets escolares que comparten recursos sin depender de operadores privados ni de la infraestructura comercial inexistente en las zonas más aisladas.

Una vez garantizada la conectividad básica, el siguiente paso es la plataforma de gestión del aprendizaje. En este terreno, Moodle se ha consolidado como el LMS de código abierto más adoptado en instituciones educativas peruanas, desde escuelas secundarias públicas hasta institutos superiores tecnológicos. Su arquitectura modular facilita que maestros de escuelas multigrado puedan instalar plugins locales —como el traducido al quechua y aimara— y adaptar cursos sin costos adicionales. Además, la comunidad peruana de Moodle organiza cada año “MootPeru”, un evento donde docentes comparten experiencias de aula y desarrollan nuevos complementos que responden a contextos andinos y amazónicos.

Paralelamente, el acceso a dispositivos sigue siendo limitado. Para superar este obstáculo, el proyecto “Huascarán” del Ministerio de Educación, pese a haber iniciado con equipamiento propietario, ha incorporado recientemente terminales ligeros con Edubuntu y Raspberry Pi OS, distribuciones libres que funcionan en placas de bajo costo y consumo. Estas soluciones permiten reutilizar monitores y teclados donados, al tiempo que ofrecen un catálogo de software educativo preinstalado: desde GeoGebra hasta Kalgebra, pasando por GCompris para los niveles iniciales. La decisión de migrar a software libre redujo los gastos de licenciamiento en un 60 %, recursos que se reorientaron a capacitación docente.

La capacitación es, precisamente, el factor humano que puede hacer fracasar o consolidar cualquier iniciativa tecnológica. En Perú, la ONG Escuelab ha desarrollado talleres abiertos donde docentes aprenden a instalar y personalizar herramientas como Nextcloud para crear nubes privadas escolares, o BigBlueButton para videoconferencias síncronas. Estos talleres se replican bajo licencia Creative Commons, de modo que cualquier red de maestros puede descargar los manuales y adaptarlos a su realidad regional. El enfoque “aprender haciendo” ha demostrado ser clave: un 78 % de los participantes continúa utilizando las herramientas seis meses después de finalizado el curso.

Las experiencias no se limitan al ámbito rural. En Lima, la Red de Innovación Educativa del Callao ha desplegado Chamilo como plataforma de formación continua para más de 2 000 docentes de instituciones públicas. Chamilo destaca por su interfaz intuitiva y su capacidad para crear rutas de aprendizaje adaptativas, lo que resulta útil en contextos donde los estudiantes presentan niveles heterogéneos de alfabetización digital. El proyecto incluye un observatorio abierto donde se publican indicadores de uso —tiempo de conexión, tasas de aprobación, recursos más descargados— que alimentan políticas públicas basadas en evidencia.

Un aspecto crucial que las soluciones abiertas han resuelto es la interoperabilidad con sistemas gubernamentales. Gracias a estándares como LTI y QTI, los cursos desarrollados en Moodle o Chamilo pueden integrarse con la plataforma Siagie del Ministerio de Educación, evitando la duplicación de registros y facilitando la generación de reportes oficiales. Esta integración, impulsada por la Dirección General de Tecnologías Educativas, ha reducido el tiempo de carga de calificaciones de semanas a minutos, liberando así horas de trabajo administrativo que los docentes destinan a la tutoría personalizada.

El ciclo de vida del hardware también encuentra respuesta en el ecosistema de código abierto. El proyecto “ReutilizaPC”, liderado por universidades técnicas y municipalidades, recoge equipos obsoletos de oficinas públicas, los somete a procesos de remanufactura con herramientas libres de diagnóstico —como HWiNFO bajo Wine— y los entrega a escuelas con una imagen personalizada de LXLE, una distribución ligera basada en Ubuntu LTS. Esta cadena de valor genera empleo local en reparación y reduce residuos electrónicos, al tiempo que demuestra que un modelo circular es compatible con la educación pública.

Los contenidos, por último, se enriquecen gracias a repositorios abiertos. La Biblioteca Digital de Recursos Educativos del Perú (BDREP), alojada en DSpace, ofrece más de 15 000 objetos de aprendizaje bajo licencias Creative Commons que pueden ser descargados, modificados y redistribuidos por cualquier maestro. Estos recursos incluyen simulaciones interactivas, videos en lenguas originarias y guías de experimentos científicos que requieren solo material de bajo costo. La filosofía de “recurso abierto, contexto local” ha permitido que una escuela de Puno adapte una guía de física inicialmente diseñada para Lima, integrando ejemplos de altitud y presión atmosférica que resultan familiares a sus estudiantes.

A pesar de los avances, persisten desafíos: la sostenibilidad financiera de redes comunitarias, la necesidad de más contenidos en lenguas originarias y la brecha de género en el uso de la tecnología. Sin embargo, la combinación de software libre, hardware abierto y políticas públicas flexibles está demostrando que es posible conectar escuelas peruanas sin depender de proveedores monopólicos. El camino señala hacia un ecosistema educativo donde la innovación nace desde las aulas, se comparte en foros abiertos y regresa transformada para beneficiar a cada estudiante, sin importar si su escuela está en la costa, la sierra o la selva.

Comentarios


bottom of page