La Inteligencia Artificial en Perú: Desafíos y Futuro en la Era Digital
- Alfredo Arn
- 21 may
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 11 jul

En 2025, Perú experimenta un crecimiento acelerado en la adopción de inteligencia artificial (IA), posicionándose como uno de los países con mayor aumento de inversión en esta tecnología en América Latina. Según estudios de Lenovo e IDC, se espera que la inversión en IA crezca 3.9 veces dentro del gasto en tecnologías de la información, liderando la región . Este impulso se refleja en sectores como agroindustria, minería y salud, donde la IA optimiza procesos y mejora la toma de decisiones. Sin embargo, más del 60% de las empresas aún están en fase de planificación, lo que evidencia una transición hacia una madurez tecnológica aún en desarrollo.
A pesar del entusiasmo, Perú enfrenta obstáculos críticos. La brecha de infraestructura digital es notable: solo el 10% de las empresas utiliza soluciones basadas en la nube, mientras que la mitad opta por modelos híbridos para reducir costos . Además, la falta de profesionales calificados en áreas STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) limita el avance: apenas el 20% de los egresados universitarios provienen de estas disciplinas, y el 30% de las empresas reporta dificultades para cubrir vacantes tecnológicas . La alta informalidad laboral (56%) también complica la integración de la IA en sectores clave, requiriendo políticas de reconversión laboral .
La gestión ética de la IA emerge como un tema urgente. Si bien Perú ha avanzado con la Ley N° 31814 y su reglamento (R.M. N.° 132-2024-PCM y promover su uso en desarrollo social, persisten riesgos como la desinformación en procesos democraticos y la reproducción de sesgos en algoritmos . Expertos destacan la necesidad de marcos regulatorios que equilibren innovación y derechos humanos, especialmente ante herramientas como los deepfakes, que ya han afectado la confianza pública . La transparencia y la inclusión de lenguas y culturas locales en los sistemas de IA son claves para reducir desigualdades.
El futuro de la IA en Perú depende de la educación. Programas como el de la Dirección Regional de Educación de Lima Metropolitana (DRELM) con el Banco Mundial buscan capacitar a docentes en IA, integrando ética digital y habilidades humanas como la empatía . Además, la IA generativa gana terreno, se proyecta que el 28% de las empresas la adopten en 2025 para diseño de productos y análisis predictivo . Sectores como el turismo y el comercio minorista ya usan chatbots y personalización de servicios, mostrando el potencial para democratizar el acceso a tecnología en pymes .
La IA redefine el mercado laboral, el 78% de los empleadores anticipan cambios en los puestos de trabajo, automatizando tareas repetitivas pero creando demanda de roles como científicos de datos y expertos en ciberseguridad . Aunque el 71% de las pymes planean aumentar sus planillas en 2025, la brecha de habilidades persiste. Universidades y bootcamps intensivos, como los impulsados por Pronabec, son esenciales para formar en competencias digitales transversales . La adaptación requerirá no solo capacitación técnica, sino también habilidades blandas como pensamiento crítico .
La consolidación de la IA en Perú exige alianzas multisectoriales. El gobierno, mediante iniciativas como la Digital Week del MINCETUR, promueve debates sobre gobernanza y protección de datos . Empresas como Lenovo y IBM apuestan por soluciones seguras y éticas, mientras eventos como el Global AI Bootcamp en Lima fomentan el intercambio de conocimiento . El reto es claro, combinar innovación con inclusión, asegurando que la IA reduzca brechas sociales y no las profundice. Con estrategias centradas en educación, regulación y colaboración, Perú podría liderar una transformación digital justa y productiva.
Perú enfrenta un camino dual, superar brechas estructurales y aprovechar su crecimiento en inversión para consolidar una IA inclusiva. La clave estará en integrar educación, regulación ética y cooperación multisectorial, asegurando que la tecnología no solo impulse la economía, sino también reduzca desigualdades y fortalezca la democracia.







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