top of page

El dominio de la ultima frontera: Cómo la VLEO cambiará el Balance de Poder Mundial

  • Foto del escritor: Alfredo Arn
    Alfredo Arn
  • 28 jul
  • 2 Min. de lectura
ree

En la era moderna, la superioridad militar ya no se limita a tierra, mar o aire; el espacio se ha convertido en el cuarto dominio de guerra. Entre todas las órbitas, la VLEO (Very Low Earth Orbit, 100-450 km) emerge como la más estratégica, combinando ventajas de vigilancia, velocidad y resistencia. Países como EE.UU., China y Rusia están invirtiendo billones en dominarla, porque quien controle la VLEO controlará el flujo de información en la guerra del mañana.


Los satélites en VLEO ofrecen una resolución de imágenes inferior a 10 cm, permitiendo detectar movimientos de tropas, misiles e incluso vehículos individuales en tiempo real. Además, al estar más cerca de la Tierra, reducen la latencia de las comunicaciones militares a milisegundos, algo crítico para operaciones con drones o ciberataques coordinados.


Aunque los satélites en VLEO son más difíciles de interceptar por su velocidad y baja altitud, las potencias ya desarrollan misiles hipersónicos y láseres para neutralizarlos. Rusia y China han realizado pruebas ASAT (Anti-Satellite, por sus siglas en inglés) preocupantes, generando escombros que amenazan la seguridad orbital global.


El 90% de los sistemas de defensa modernos dependen de satélites: GPS, comunicaciones cifradas y alertas tempranas. Un ataque masivo a la VLEO podría "cegar" a un ejército en horas, desencadenando el caos en logística, inteligencia y ataques de precisión.


Tecnologías Disruptivas: Se están desarrollando sistemas innovadores como:

  • Enjambres de microsatélites: Capaces de saturar defensas o reparar otros satélites.

  • X-37B (EE.UU.) y Shenlong (China): Aviones espaciales reutilizables con misiones clasificadas.

  • Satélites "kamikaze": Diseñados para chocar contra blancos enemigos.


La competencia ya no es solo por la VLEO; China planea una base lunar para 2030, y EE.UU. responde con el programa Artemis. El control de recursos como el hielo lunar (convertible en combustible) podría definir la logística de futuras guerras espaciales.


El Peligroso vacío legal en el Tratado del Espacio Exterior (1967) prohíbe armas nucleares en órbita, pero no regula láseres, misiles o satélites destructores. Sin normas claras, un error de cálculo podría escalar a una guerra total.


Es probable que el panorama espacial del futuro no esté dominado por unas pocas superpotencias, sino que sea un entorno más distribuido y dinámico. La agilidad, la capacidad de innovación y la habilidad para desplegar rápidamente nuevas capacidades en VLEO serán los factores determinantes del poder en esta última frontera. El dominio de la VLEO no es solo una cuestión de avance tecnológico; es una lucha por la influencia y la seguridad en el siglo XXI, y sus resultados darán forma al orden mundial venidero.


La VLEO es hoy lo que el Atlántico Norte fue en la Guerra Fría; un teatro de operaciones donde la disuasión y la tecnología prevendrán (o provocarán) el conflicto. La pregunta no es si habrá guerras espaciales, sino cuándo y cómo las potencias evitarán que destruyan la frágil infraestructura orbital de la humanidad.

Comentarios


bottom of page